Todo un agasajo fue ver la quinta entrega de Indiana Jones, pues además de que había sido muy esperada, la historia que trae consigo hace transportar a cualquiera a la época de las anteriores.
Dicen que los años no pasan en vano, pero en lo que a la trama se refiere la realidad es que pareciera que la esencia quedó intacta, pues ver la película es vivir nuevamente aquellas aventuras que hicieron de Indiana Jones todo un emblema.
Y ni qué decir de Harrison Ford, toda una personalidad que se aferra a su pasión actoral para dar vida una vez más a este entrañable personaje que lo volvió inmortal.
Ahora bien, hablemos de la historia. Primero que nada la cinta nos transporta años atrás, con un Indiana muy joven que lucha contra nazis por diversas reliquias. En esta parte es muy importante indicar que la inteligencia artificial sí que hizo lo suyo a la perfección con la juventud de Ford.
Pero de aquella juventud enérgica nos lleva a la realidad actual de Indiana, ya con la edad avanzada y con un estilo de vida mucho más sedentario que el que llevaba en sus tiempos de gloria. Está de más decir que esto no es para nada del agrado de él.
No queremos spoilearte de más, pero esa vida sedentaria se ve interrumpida gracias a la aparición de una joven llamada Helena (Phoebe Waller-Bridge), igual de sedienta que Jones por los temas arqueológicos y muy dispuesta a unirse a una aventura de aquellas. Es ahí donde empieza esa acción que tanto nos gusta de Indiana Jones. Y precisamente esa aventura es por demás cautivante pues puede cambiar el rumbo de la historia.
Cabe recalcar que esta vez Steven Spielberg no está a cargo de la dirección, si no que es James Mangold quien tomó el mando, por lo que se puede notar un poco la diferencia aunque, recalcamos, la esencia es la misma.
La joya: la banda sonora de John Williams. Volver a escuchar ese soundtrack de aventuras es todo un deleite y más aún viendo a un Indiana veterano luchando por lo suyo.
Indiana Jones y el dial del destino se estrena este próximo 29 de junio en cines.
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