Ricardo Arjona hizo viajar a regios

Ricardo Arjona ofreció un viaje musical de más de dos horas a miles de regiomontanos en la Arena Monterrey. Un recorrido lleno de magia y música, con paradas en esquinas melancólicas, románticas, divertidas y nostálgicas, fue lo que ofreció el guatemalteco Ricardo Arjona ante miles de regiomontanos durante más de dos horas en la Arena ... Leer más

Ricardo Arjona ofreció un viaje musical de más de dos horas a miles de regiomontanos en la Arena Monterrey.

Un recorrido lleno de magia y música, con paradas en esquinas melancólicas, románticas, divertidas y nostálgicas, fue lo que ofreció el guatemalteco Ricardo Arjona ante miles de regiomontanos durante más de dos horas en la Arena Monterrey como parte de su tour “Viaje”.

Más de una veintena de historias que se volvían a vivir entre melódicos versos, fue lo que se pudo apreciar en cada una de las paradas que ofrecía el viaje del músico, deleitando en cada estación a cada uno de sus seguidores.

Eran las 21:18 horas cuando arribó un tren en medio de la oscuridad de la Arena; “Anunciamos la llegada a ciudad de Monterrey”, anunciaba una voz femenina. Cientos de gritos se desataron en el lugar mientras del transporte iban bajando uno a uno los pasajeros, todos ellos músicos del cantante.

Luces moradas se miraban por doquier, y al fondo un enorme edificio digital se iba construyendo poco a poco ante la mirada atónita de los presentes; se trataba de la estación. El escenario era todo un set: dos pisos lo conformaban, y en cada lado podían verse unas delgadas escaleras; elegantes luminarias, maletas por doquier, letreros, una banca y demás artefactos que embellecían el ambiente.

En el centro del edificio podían verse calles que se recorrían, y al fondo, podía verse a Arjona sobre una bicicleta acercándose poco a poco, como si fuese a salirse de la pantalla, y así fue; desde el suelo del segundo piso emergió el cantante montando el vehículo e interpretando “A la luna en bicicleta”.

Vestido a gabardina negra y portando un sombrero, el cantautor siguió el show con “El problema”, con la que tomó fuertemente su guitarra y anduvo por todo el escenario levantando suspiros.

“¡Monterrey, buenas noches!, no queríamos guardar las pertenencia de este viaje sin volver a Monterrey”, expresó Arjona y siguió la noche con temas como “Acompáñame a estar solo”, “Dime que no” y “Sin ti sin mí”.

Después, casi a oscuras, con suaves luces que embellecían el lugar de colores, el guatemalteco sedujo a sus enamoradas con su voz interpretando «Invertebrado», en donde podía verse como una simulada lluvia digital caía detrás de las ventanas de la estación, matizando aún más el sentimiento.

Dos vagones de tren salieron de cada lado del escenario para encontrarse en el centro; sobre ellos, Arjona y su guitarrista. De piernas cruzadas el cantautor cantaba «Viaje», mientras una seductora mujer caminaba por la calle en lencería en la pantalla de fondo.

Después llegó el momento de interpretar a la que denomina ‘La canción triste de las parejas supuestamente felices’: «Cavernícolas», donde junto a su corista convirtió el momento en melancolía.

Sobre un taxi volkswagen, el músico manejaba e interpretaba “Historia de Taxi”, una de las más coreadas de la noche. Después, un emotivo momento llegó; en la pantalla mostró un mensaje que le dejaron unas mujeres en su red social en donde le decían querían darle una sorpresa especial a su mamá, fanática de él, puesto que es la primera vez que tendría la oportunidad de verlo.

Ante esto, Arjona pidió que aquella mujer de la que se hablaba subiera al escenario. En solo minutos comenzó a sonar “Señora de las 4 décadas”, y en el clímax de la canción salió del suelo del escenario un sofá que cargaba a la afortunada a quien fue dedicada dicha canción. Con Arjona sentado y su seguidora en sus piernas descendió el sofá del escenario y culminó el emotivo acto.

“Si el norte fuera el sur”, “El amor”, “Te conozco”, “Mujer de lujo” y “Tarde” siguieron al show.

El ambiente festivo se tornó con “Lo poco que tengo”, y a este le siguió el sentimiento de “Apnea”. Después, “Fuiste tú”, que interpretó acompañado de su corista, dio el primer ‘adiós’.

Sin embargo eso no era todo, el cantautor salió de nuevo para complacer por completo a sus seguidores: “Olvidémonos de la parafernalia, de la producción, vamos a cantar lo que el público pida”, dijo, y así fue. “Me enseñaste”, “Pingüinos en la cama”, “Tu reputación”, “Quien diría” y “A ti” cerraron el encore.

Por tercera vez subió al escenario después de adiós, esta vez rodeado de relojes para interpretar “Minutos” y, finalmente, en medio de las manecillas del enorme reloj de fondo y también marcaba las horas, se desvaneció descendiendo de la plataforma.

Ya muchos se retiraban, pero a la gran mayoría algo les decía que ese aún no era el fin; segundos más tarde siluetas de mujeres pintaron todo el lugar y volvió aparecer un enérgico Arjona de playera blanca que junto a sus músicos corría y brincaba de lado a lado interpretando “Mujeres”.

Después de presentar y agradecer a sus músicos, a las 23:30 arribó de nueva cuenta el tren que lo dejó en este destino, abrió sus puertas, y el cantante ondeando sus manos se despidió e ingresó al transporte que cerró sus puertas y se fue, dejando a su paso una gran noche que los regiomontanos disfrutaron junto a Ricardo Arjona.

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Arena Monterrey, Ricardo Arjona, Viaje

Ricardo Arjona ofreció un viaje musical de más de dos horas a miles de regiomontanos en la Arena Monterrey.

Un recorrido lleno de magia y música, con paradas en esquinas melancólicas, románticas, divertidas y nostálgicas, fue lo que ofreció el guatemalteco Ricardo Arjona ante miles de regiomontanos durante más de dos horas en la Arena Monterrey como parte de su tour “Viaje”.

Más de una veintena de historias que se volvían a vivir entre melódicos versos, fue lo que se pudo apreciar en cada una de las paradas que ofrecía el viaje del músico, deleitando en cada estación a cada uno de sus seguidores.

Eran las 21:18 horas cuando arribó un tren en medio de la oscuridad de la Arena; “Anunciamos la llegada a ciudad de Monterrey”, anunciaba una voz femenina. Cientos de gritos se desataron en el lugar mientras del transporte iban bajando uno a uno los pasajeros, todos ellos músicos del cantante.

Luces moradas se miraban por doquier, y al fondo un enorme edificio digital se iba construyendo poco a poco ante la mirada atónita de los presentes; se trataba de la estación. El escenario era todo un set: dos pisos lo conformaban, y en cada lado podían verse unas delgadas escaleras; elegantes luminarias, maletas por doquier, letreros, una banca y demás artefactos que embellecían el ambiente.

En el centro del edificio podían verse calles que se recorrían, y al fondo, podía verse a Arjona sobre una bicicleta acercándose poco a poco, como si fuese a salirse de la pantalla, y así fue; desde el suelo del segundo piso emergió el cantante montando el vehículo e interpretando “A la luna en bicicleta”.

Vestido a gabardina negra y portando un sombrero, el cantautor siguió el show con “El problema”, con la que tomó fuertemente su guitarra y anduvo por todo el escenario levantando suspiros.

“¡Monterrey, buenas noches!, no queríamos guardar las pertenencia de este viaje sin volver a Monterrey”, expresó Arjona y siguió la noche con temas como “Acompáñame a estar solo”, “Dime que no” y “Sin ti sin mí”.

Después, casi a oscuras, con suaves luces que embellecían el lugar de colores, el guatemalteco sedujo a sus enamoradas con su voz interpretando «Invertebrado», en donde podía verse como una simulada lluvia digital caía detrás de las ventanas de la estación, matizando aún más el sentimiento.

Dos vagones de tren salieron de cada lado del escenario para encontrarse en el centro; sobre ellos, Arjona y su guitarrista. De piernas cruzadas el cantautor cantaba «Viaje», mientras una seductora mujer caminaba por la calle en lencería en la pantalla de fondo.

Después llegó el momento de interpretar a la que denomina ‘La canción triste de las parejas supuestamente felices’: «Cavernícolas», donde junto a su corista convirtió el momento en melancolía.

Sobre un taxi volkswagen, el músico manejaba e interpretaba “Historia de Taxi”, una de las más coreadas de la noche. Después, un emotivo momento llegó; en la pantalla mostró un mensaje que le dejaron unas mujeres en su red social en donde le decían querían darle una sorpresa especial a su mamá, fanática de él, puesto que es la primera vez que tendría la oportunidad de verlo.

Ante esto, Arjona pidió que aquella mujer de la que se hablaba subiera al escenario. En solo minutos comenzó a sonar “Señora de las 4 décadas”, y en el clímax de la canción salió del suelo del escenario un sofá que cargaba a la afortunada a quien fue dedicada dicha canción. Con Arjona sentado y su seguidora en sus piernas descendió el sofá del escenario y culminó el emotivo acto.

“Si el norte fuera el sur”, “El amor”, “Te conozco”, “Mujer de lujo” y “Tarde” siguieron al show.

El ambiente festivo se tornó con “Lo poco que tengo”, y a este le siguió el sentimiento de “Apnea”. Después, “Fuiste tú”, que interpretó acompañado de su corista, dio el primer ‘adiós’.

Sin embargo eso no era todo, el cantautor salió de nuevo para complacer por completo a sus seguidores: “Olvidémonos de la parafernalia, de la producción, vamos a cantar lo que el público pida”, dijo, y así fue. “Me enseñaste”, “Pingüinos en la cama”, “Tu reputación”, “Quien diría” y “A ti” cerraron el encore.

Por tercera vez subió al escenario después de adiós, esta vez rodeado de relojes para interpretar “Minutos” y, finalmente, en medio de las manecillas del enorme reloj de fondo y también marcaba las horas, se desvaneció descendiendo de la plataforma.

Ya muchos se retiraban, pero a la gran mayoría algo les decía que ese aún no era el fin; segundos más tarde siluetas de mujeres pintaron todo el lugar y volvió aparecer un enérgico Arjona de playera blanca que junto a sus músicos corría y brincaba de lado a lado interpretando “Mujeres”.

Después de presentar y agradecer a sus músicos, a las 23:30 arribó de nueva cuenta el tren que lo dejó en este destino, abrió sus puertas, y el cantante ondeando sus manos se despidió e ingresó al transporte que cerró sus puertas y se fue, dejando a su paso una gran noche que los regiomontanos disfrutaron junto a Ricardo Arjona.

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