En una era dominada por la inteligencia artificial, la industria musical se enfrenta a un desafío sin precedentes. Las grandes discográficas Universal, Warner y Sony están en negociaciones avanzadas con empresas tecnológicas para establecer un nuevo marco de derechos de autor que podría redefinir el futuro de la música. Este acuerdo busca regular la manera en que se utiliza la música para entrenar modelos de IA y cómo se compensa a los artistas por el uso de su trabajo.
Las conversaciones, que se encuentran en una fase crucial, tienen un enfoque principal: crear un modelo de pago similar al del streaming. La propuesta de las discográficas es que cada vez que una IA genere o utilice una canción, se active un “micropago”. Este mecanismo garantizaría una compensación equitativa y automática por el uso de los catálogos, asegurando que los creadores y los titulares de los derechos sean justamente remunerados.
Además de la compensación económica, las disqueras buscan proteger los derechos morales de los autores. Para lograrlo, están exigiendo a las startups tecnológicas el desarrollo de sistemas de “huellas digitales” o atribución, similares a los que ya utiliza YouTube, que permitan rastrear con precisión cuándo y cómo se usa una canción original. Este control sería fundamental para mantener la integridad del trabajo artístico.
El contexto de estas negociaciones está marcado por conflictos legales previos. En junio de 2024, Universal, Warner y Sony interpusieron demandas contra las firmas Udio y Suno, acusándolas de utilizar grabaciones protegidas para entrenar sus sistemas sin autorización. Las discográficas sostienen que urge establecer reglas claras sobre la atribución y compensación para evitar que la música generada por IA se convierta en una amenaza para los creadores humanos.
El desenlace de este acuerdo no solo sentará un precedente para la industria musical, sino que también podría servir como modelo para otras industrias creativas que enfrentan la misma disyuntiva frente al avance imparable de la inteligencia artificial. El futuro de la creación y la propiedad intelectual en la era digital depende de que se encuentren soluciones que equilibren la innovación tecnológica con la protección de los derechos de los artistas.
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