Hay historias que divierten mucho y son perfectas para disfrutarse en familia; Guardianes del Museo es una de ellas.
La historia está llena de aventura y cuenta con unos personas que terminan por enamorar al público, y es que no solo son bonitos visualmente, sino que cuentan con una personalidad única llena de ocurrencias.
La historia te atrapa desde el principio, pues tiene como narrados al buen Vincent, un gato solitario que cayó de un barco y tiene que aprender a arreglárselas solo en una isla desierta. Esa misma soledad lo hizo un poco inocente, tanto que no tiene las «mañas» usuales de un gato, puesto que nunca tuvo un ejemplo a seguir. Lo bueno es que eso le permitirá de hacerse de un buen amigo, que termina por salvarle la vida, el ratón Maurice.
El destino es sabio e hizo que ambos emprendieran un viaje hacia un lugar que, sin saberlo, necesitaba de su astucia: el museo Hermitage de San Petersburgo. Es ahí donde uno de ellos tiene que luchar contra sus deseos glotones mientras que el otro sueña con encontrar un buen hogar donde establecerse y hacerse de verdaderos amigos.
La historia cuenta con varias incógnitas a lo largo de la trama, mismas que Vincent con su desconocida astucia ayudará a ir revelando, aunque claro, esto conlleva múltiples retos y obstáculos que hacen el recorrido interesante y entretenido.
Si eres amante de los gatos amarás la cinta puesto que los personajes que trae con ella son bastante simpáticos, empezando por el grupo de gatos gordos que hacen de toda la travesía algo lleno de risas.
Ah, y para sorpresa de todos tiene un final muy inesperado, por lo que ten por seguro que te dejará atrapado.
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