Grupo Bronco deja huella en la Arena Monterrey

El grupo, liderado por Lupe Esparza, ofreció un espectáculo lleno de nostalgia, energía y, sobre todo, mucho sentimiento, acompañados de algunos invitados especiales.

Grupo Bronco deja huella en la Arena Monterrey

Autor: Erick Fraga

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Esta noche, la Arena Monterrey fue testigo de una fiesta musical que fusionó nostalgia, energía y ese espíritu bronco que ha definido al grupo durante décadas. Con un repertorio que superó las 30 canciones.

Desde los primeros acordes de «Amigo Bronco» y «Oro», el público respondió con fuerza. No era una simple bienvenida: era un grito colectivo, una confirmación de que esas canciones siguen vivas en cada pecho. Lo que siguió fue una cascada de éxitos: «Mírenla Mírenla», «El Golpe Traidor», «Estoy a Punto», «Doctor», «Los Castigados», «La Pata Coja», «El Chupetón» y muchas más. Cada tema retumbó en el recinto como si fuera la primera vez que se interpretaba, pero con la ventaja de que quienes cantaban sabían cada palabra.

El show se sintió como un recorrido biográfico — no solo cronológico, sino emocional. Canciones como «Llorando Bajo la Lluvia», «Déjame Amarte Otra Vez» y «Espinas» bajaron el ritmo para que el público se tomara un momento para recordar, sentir y respirar. En contraste, los bloques de cumbia (Cumbia Triste, Cinco Locos) y las explosiones de ritmo como «El Tequilazo» o «Se Va Se Va» y «Botas y Sombrero» devolvieron la euforia. No hubo respiro para los oídos, y tampoco para los pies.

Uno de los momentos más especiales de la noche llegó con las colaboraciones. La Firma se unió al grupo para interpretar «Nunca Voy a Olvidarte» y «Sergio el Bailador», logrando una mezcla perfecta entre estilos que puso a cantar a todo el recinto. Más adelante, la energía cambió de tono con la participación de Los Chicharrines, quienes aparecieron junto a Bronco para desatar la locura con «Sheriff de Chocolate», provocando una oleada de aplausos que encendió aún más el ambiente.

El cierre fue un repaso de clásicos inmortales: «Con Zapatos de Tacón», «Corazón Duro», «Adoro», «Que No Quede Huella» y «No Nos Vamos a Olvidar» coronaron una noche que quedará
grabada en la memoria de los asistentes.

Bronco dejó claro que no vive del recuerdo, sino de su capacidad para renovarse sin perder identidad. Su paso por la Arena Monterrey no fue solo un concierto: fue una reafirmación de su lugar en la historia de la música mexicana.

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Esta noche, la Arena Monterrey fue testigo de una fiesta musical que fusionó nostalgia, energía y ese espíritu bronco que ha definido al grupo durante décadas. Con un repertorio que superó las 30 canciones.

Desde los primeros acordes de «Amigo Bronco» y «Oro», el público respondió con fuerza. No era una simple bienvenida: era un grito colectivo, una confirmación de que esas canciones siguen vivas en cada pecho. Lo que siguió fue una cascada de éxitos: «Mírenla Mírenla», «El Golpe Traidor», «Estoy a Punto», «Doctor», «Los Castigados», «La Pata Coja», «El Chupetón» y muchas más. Cada tema retumbó en el recinto como si fuera la primera vez que se interpretaba, pero con la ventaja de que quienes cantaban sabían cada palabra.

El show se sintió como un recorrido biográfico — no solo cronológico, sino emocional. Canciones como «Llorando Bajo la Lluvia», «Déjame Amarte Otra Vez» y «Espinas» bajaron el ritmo para que el público se tomara un momento para recordar, sentir y respirar. En contraste, los bloques de cumbia (Cumbia Triste, Cinco Locos) y las explosiones de ritmo como «El Tequilazo» o «Se Va Se Va» y «Botas y Sombrero» devolvieron la euforia. No hubo respiro para los oídos, y tampoco para los pies.

Uno de los momentos más especiales de la noche llegó con las colaboraciones. La Firma se unió al grupo para interpretar «Nunca Voy a Olvidarte» y «Sergio el Bailador», logrando una mezcla perfecta entre estilos que puso a cantar a todo el recinto. Más adelante, la energía cambió de tono con la participación de Los Chicharrines, quienes aparecieron junto a Bronco para desatar la locura con «Sheriff de Chocolate», provocando una oleada de aplausos que encendió aún más el ambiente.

El cierre fue un repaso de clásicos inmortales: «Con Zapatos de Tacón», «Corazón Duro», «Adoro», «Que No Quede Huella» y «No Nos Vamos a Olvidar» coronaron una noche que quedará
grabada en la memoria de los asistentes.

Bronco dejó claro que no vive del recuerdo, sino de su capacidad para renovarse sin perder identidad. Su paso por la Arena Monterrey no fue solo un concierto: fue una reafirmación de su lugar en la historia de la música mexicana.

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