Fue un 13 de agosto del año 1999 cuando Zurdok lanzó uno de los discos más emblemáticos del rock regio y mexicano “Hombre Sintetizador”, convirtiéndose en su segundo álbum de estudio y con ello, dejando atrás el nombre “Zurdok Movimento” para ser nombrados simplemente “Zurdok”.
Este disco es colocado como uno de los mejores del rock mexicano, tanto por sus hits como “Si Me Advertí” o “Abre Los Ojos”, y por su alta calidad de composición e innovación musical.
Para la grabación del disco, la banda alquiló una casa presuntamente embrujada cerca de la zona de “El Cercado”, donde pudieron dejar fluir su creatividad sin preocupaciones y utilizando el entorno a su favor, grabando guitarras en las escaleras o usando colchones viejos como paneles acústicos. Rodeados de paredes descuidadas, con un presupuesto limitado y con el apoyo del productor Peter Reardon, Zurdok labró su obra maestra.
“Hombre Sintetizador” es una evolución en el sonido de la banda, manteniendo su esencia e influencias del grunge y el rock alternativo, pero ahora más enfocado en experimentar con más géneros y sonidos. A través de este disco podemos oír una combinación de elementos electrónicos, orquestales y de música ambiental, que se acercan más al brit pop o al art rock, algo que en la escena mexicana era muy poco común escuchar en aquellos años.
Este disco podemos encontrar todo tipo de canciones, desde temas más enfocados en el rock alternativo como “Si Me Advertí”, “Abre Los Ojos”, “Tal Vez”, “El Tiempo Se Va” y “Espacio”, donde las guitarras eléctricas destacan, pero integrando elementos ambientales y electrónicos.
Del lado más experimental tenemos canciones como “Hombre Sintetizador” o “Si Quieres Llegar Muy Lejos”, donde escuchamos arreglos orquestales que llenan de misticismo al disco. “No Encuentro La Manera” y “Hombre Sintetizador II” se van a un lado más psicodélico, usando diferentes efectos sonoros y sintetizadores para crear atmosferas y texturas que llenan de vida e identidad al disco.
“Cuantos Pasos” es un momento acústico al inicio del álbum con muchos elementos folk, que se siente como un oasis con respecto al resto del disco, es un momento intimo y relajado antes de adentrarnos en un viaje sonoro.
“Luna” podría ser la mejor canción de Zurdok, una obra épica donde todas las influencias e ideas se juntan para hacer un cierre emocionante y majestuoso. Las voces de Martz y Chetes se combinan de gran forma, al igual que la orquesta con el sonido rockero del grupo.
La portada del disco y de los sencillos fueron creadas por David Izquierdo, guitarrista del grupo, quien también es un reconocido artista plástico en México. Izquierdo personificó al “Hombre Sintetizador” y creó un concepto a través de este personaje y de las canciones del disco.
“El hombre sintetizador es todo aquel que es especial, que tiene algo diferente y la luna es algo que quiere lograr, una meta. Trata de los problemas que tienen las personas con ideas diferentes para conseguir sus metas, porque hay personas que no les toma en serio porque piensan que está loco”. Explicó Izquierdo en una entrevista
Después de finalizar la promoción del primer sencillo “Abre Los Ojos”, Fer Martz vocalista del grupo, decidió abandonar la banda para realizar otros proyectos musicales, quedando ahora Zurdok como un quinteto y teniendo a Chetes como voz principal. Ya con la nueva alineación, el grupo promocionó el disco con múltiples conciertos en México y Estados Unidos entre 1999 y el 2000, aunque la promoción se vería acortada debido a la insistencia de su disquera por empezar a grabar un nuevo disco, el cual terminaría siendo “Maquillaje”.
“Hombre Sintetizador” irrumpió en la escena mexicana sin miedo a los prejuicios, un disco que supo balancear los lados más comerciales y experimentales del grupo, y que con el paso del tiempo ha ganado más reconocimiento entre fans del rock y nuevas generaciones, convirtiéndolo en un disco de culto del rock mexicano y latinoamericano.
Zurdok se convirtió en una banda muy querida y recordada por el público, por lo que 25 años después recordamos este gran disco, que sigue siendo tan sorprendente y novedoso como el día que se estrenó.
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