Hoy día tenia que escribir esto y agradecerte tanto por aparecerte en mi vida, por darme la dicha de descubrirte y conocerte en tantas y tantas facetas, en tantos y tantos géneros y letras. Hoy día solo podía sentir la necesidad de agradecerte por tantos momentos de compañía. Y es que has estado para mí incluso cuando nadie más lo estaba; desde mis momentos más felices y claro, hasta los más melancólicos.
Gracias por darme fuerza en mis días más débiles y por hacerme sentir mortal en los días en los que me siento indestructible. Gracias por llevar mis días a un mejor destino y por hacerme saber siempre que basta con cerrar los ojos para sentirte y abrazar cada parte de ti, cada una de tus notas.
Espero tener la dicha de poder llevarte siempre conmigo, aunque no tengo dudas de que así será. Gracias por cruzar fronteras y no discriminar razas, géneros, religiones o etnias. Gracias por darme la dicha de conocer nuevos géneros y unirme cada día más a nuevas y grandiosas personas y por acercarme más a quienes ya estaban conmigo.
Gracias por nunca dejarme solo, por estar ahí para mí en cada una de las noches en las que me salvaste. Te has vuelto gran parte de mí y de lo que soy hoy en día, te debo mucho y siquiera sé si podré alcanzar a pagártelo. Posiblemente eso sea lo mejor de ti: ser incondicional y tan fiel como muchas de las personas ni siquiera pueden llegar a serlo.
Gracias por cada sentimiento que me haces sentir, por cada uno de los momentos que me has hecho llorar o reír, gracias por estar.
Te llevo conmigo, te llevo en mi ser.
— Emilio Parra.
«La vida sin la música es sencillamente un error, una fatiga, un exilio». – Friedrich Nietzsche.
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